
A los 16 años ya pronuncia conferencias y publica artículos en los periódicos, en 1911 funda un periódico literario al que llamará Juventud y en 1913 la revista Lucha. Su compromiso social es muy claro, su vitalidad se derrama en actividades culturales compartidas y con una clara proyección exterior. Entre 1912 y 1914 dirige el Liceo de Obreros de La Unión, institución destinada a la formación intelectual de colectivos sin medios económicos para obtenerla.
Paralítico y prácticamente ciego se refugia en su hogar desde donde sigue abriendo el mundo a los que lo rodean. Su casa continua siendo, como hasta entonces, morada y refugio de intelectuales y artistas. La literatura, además del cauce de su dolor, será su conexión con el futuro. Así funda en 1918 la editorial Levante que sacó a la luz las mejores obras del entorno literario murciano de entonces.

La muerte lo alcanza al fin el 14 de enero de 1928 pero no consigue acabar con su fructífera existencia. El vacío de su ausencia animará a su hermana María a desahogarse en versos y continuar muchas de sus actividades culturales; a él dedica su primer libro de poemas: Cristales míos.

Quizá la mejor herencia de Andrés Cegarra fue su insaciable y fructífera creatividad, su victoria sobre el dolor y la misma muerte, su gratitud por haber podido vivir.
Este curso la biblioteca que lleva su nombre os propone que celebremos el 117º aniversario de su nacimiento disfrutando de uno de sus escritos. En Los ruiseñores de Londres el joven escritor agradece a su pueblo el regalo de un receptor de radio que... No, no os contamos más. Venid a escucharlo a la biblioteca en próximo martes en el primer recreo.
1 comentario:
Estará orgulloso Andrés de vosotros. Lo debéis tener encantado de cómo sus paisanos 117 años después se acuerdan con cariño del día de su cumpleaños y sacan a la luz, después de mucho olvido, palabras tan hermosas como las de esta historia.
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